domingo, 12 de enero de 2020

NICOLAS BRAVO I

I. HISTORIA

La localidad de Nicolás Bravo se localiza en el municipio de Othón P. Blanco del Estado de Quintana Roo, en la carretera 186 Chetumal- Villahermosa. Forma parte del ejido de Laguna Om, el cual tiene una gran extensión de 88, 000 hectáreas. Es importante destacar que, en el año 2018, las autoridades comisariales, solicitaron al gobierno una reunión para atender una demanda importante de los 486 ejidatarios de la zona, quienes pidieron la protección de 35, 000 hectáreas por su importante valor en flora y fauna. Es así como ese mismo año, lograron que dicha área sea nombrada como reserva forestal. Este acontecimiento es sumamente valorado entre los habitantes de Nicolás Bravo, porque argumentan que lograron ser escuchados para la preservación de su tierra sagrada, de su historia y del patrimonio de las nuevas generaciones.
En el año de 1957 en Nicola Bravo existieron entre 10 y 15 casas de palitos con techo de huano, lo demás era monte, había algunas brechas para que los habitantes lograran transitar. Los fundadores llegaron al área de lo que hoy es Nicolás Bravo por motivos de un pago de asunto maderero, esto durante la época de Margarito Ramírez Molina, quien fungió como gobernador del entonces Territorio de Quintana Roo. Tiempo después de su llegada, en lugar de recibir dinero los ejidatarios, el gobierno decidió mejorar la infraestructura de sus hogares, reconstruyéndolas con “madera buena” y techo de lámina.
El antes de la carretera federal rumbo a Chetumal. Fotografía del señor Filomeno del Jesús Vargas Gómez recuperadas y entregadas por su hija Zeli.
Estos primeros hogares, a quienes los actuales habitantes denominan como “de los fundadores”, se localizaron a orilla de la carretera, lo que hoy en día es la Avenida Nicolás Bravo, una de las más importante de la comunidad. Sin embargo, durante el trabajo de campo, fue posible ver algunas de estas casas, las cuales están muy deterioradas y abandonas, preguntando a los vecinos nos informaron que los familiares se reubicaron en otros puntos de la localidad, por el ruido de la carretera ante la constante fluidez y tráfico vehicular.
Fotografía de la Antropóloga Amayrani Jesús Ramírez Muñoz (2019, Nicolás Bravo).

Para el año de 1961, durante el periodo del Alcalde Mario E. Redondo se logró que en la comunidad varias de las brechas se convirtieran en calles pavimentadas. Nicolás Bravo, fue bautizado con este nombre entre los años 1967 y 1968 durante la gobernación de Javier Rojo Gómez. Previo a estos años, no era conocido con ningún título, simplemente era una zona donde comenzaba una nueva población.

Durante los años de 1964 a 1967 los ejidatarios eligieron como su autoridad representativa a Ramón Hoil García, quien les prometió traer el servicio de agua potable, crear fuentes de empleos y construir calles, sin embargo, esto nunca ocurrió y solicitaron su destitución.
Ocho años después de estos acontecimientos, Román Hoil logró para la comunidad la concertación del proyecto de un aserradero, con el cual generó empleos y lo bautizó con su nombre. Es así como surgió la actividad económica: de la madera. En este primer aserradero trabajaron los ejidatarios fundadores y toda aquella persona que no le gustaba dedicarse al chicle. Sus instalaciones se ubicaron en la colonia Cedros, hoy en día dicho espacio es únicamente de área verde y en frente se localiza el kínder “Nicolás Bravo”.

Fotografía del señor Filomeno del Jesús Vargas Gómez recuperadas y entregadas por su hija Zeli.

Fotografía de la antropóloga Amayrani Jesus Ramírez Muñoz (Nicolás Bravo, 2019)

En un principio se trabajó con la madera que se encontraba cerca de las fuentes de agua, pero por la explotación extrema se agotó. Por ello, Román Hoil solicito un permiso económico de madera muerta en el ejido. Sin embargo, los ejidatarios se percataron que no cumplió con lo que solicito, porque descubrieron que se dedicó a tumbar madera viva. Esto causo una división entre ellos, había quienes apoyaban a Román Hoil y otros que estaban enojados por el abuso de confianza que esta persona realizó.
Ante esto, tomaron las medidas necesarias para hacer justicia. Solicitaron una asamblea a Jesús Martínez Ross y le expusieron toda la situación, demandaron hacerse respetar. Se llegó a la solución de que Román Hoil vendiera el aserradero a los ejidatarios fundadores, quienes eran aproximadamente 40 personas. Ellos aceptaron y entregaron la cantidad de 60 mil pesos. Posteriormente, dicho aserradero cerro y los ejidatarios decidieron venderlo, los motivos exactos no se conocen y mucho menos la cantidad y el nombre del comprador.
Tiempo después, abrieron un segundo aserradero de mayores dimensiones, para ese entonces el número de ejidatarios había incrementado a 185. Decidieron instalarlo en la colonia 16 de septiembre y lo nombraron “Rojo Gómez”, en él se trabajan dos turnos y estuvo en funcionamiento entre 10 y 15 años. En dicha área aún es posible ver parte de la maquinaria abandonada y se encuentra cercano a los campos de futbol y béisbol, en donde los habitantes asisten a practicar deporte. De acuerdo a testimonios de varios ejidatarios, cerró por malas administraciones, situación que causa un gran pesar porque expresaron: “no pensaron en el futuro”, porque en el ejido hay mucha necesidad y si hubiera seguido en funcionamiento la juventud de ahora contaría con empleos y una mejor calidad de vida, sin necesidad de emigrar a otros sitios.
   
   
Fotografías obtenidas de facebook
Fotografía de la antropologa Veronica Llerenas Trejo (Nicolás Bravo, 2019)

La vida de los primeros pobladores no fue nada sencilla, porque no contaban con los servicios básicos de agua y electricidad. Para poder abastecerse del líquido vital tenían que ir a buscarla a “los prestamos”, lugares en donde el agua de la lluvia se almacenaba. Llenaban sus tambos, y luego los rodaban hasta llegar a sus casas. Otros pobladores, mencionaron que entre la década de los 70´s y 80´s en la comunidad tuvieron llaves principales en las cuales se abastecían de agua, la primera de ellas se ubicada a un costado de la actual bodega CONASUPO, en la colonia 10 de septiembre, y la segunda en la colonia 20 de noviembre, en la esquina en donde hoy está un templo; para llenar sus tambos pagaban 3 pesos.
Señalaron que también hubo algunos pozos, uno de ellos se localizaba en una de las entradas de la comunidad, atrás de donde actualmente esta la única gasolinera. Estos fueron construidos por ejidatarios y desconocen el motivo por el que fueron tapados, incluso uno de ellos se convirtió en fosa. Antiguamente así obtenían el agua porque no existían las tomas en las casas y no era potable. También, señalaron que algunas personas mejor optaban por conseguir algún carro o una pipa vieja, para viajar hasta Chakán Bakán o a la laguna que se encuentra cercana de Caobas. Con el tiempo llegó CAPA, metió maquinaria para abrir y poder hacer las instalaciones, facilitando y mejorando sus vidas en este aspecto.
Tampoco contaban con transporte para poder viajar directamente a otros lugares importantes, como Chetumal. Cuando requerían asistir a la capital, tenían que transportarse en “los tableros” de So-laguna que pasaban con madera y se bajaban en Ucum, estando aquí buscaban la forma para llegar a Chetumal. Toda la ruta que hacían no era sencilla porque no había carretera en buenas condiciones, absolutamente todo era terracería. También mencionaron que en sus inicios en Nicolás Bravo no tenían servicio de atención médica y esto mismo los obligaba a viajar a So-laguna para poder recibirla.
“Antes era muy difícil la vida de aquí, de este pueblo”
Habitante mujer de Nicolás Bravo, 2019

Con el paso de los años, llegaron más habitantes a Nicolás Bravo, en consecuencia, se incrementaron las áreas donde establecieron los nuevos hogares y cada vez fueron obteniendo más servicios, entre ellos lograron contar con un autobús de pasajeros que les permitía viajar de manera más cómoda a So-laguna, aunque la carretera continúo siendo de terracería.
A sus inicios las actividades económicas primordiales de la población era el chicle y la agricultura, sembrando principalmente maíz. Los testimonios expresaron que en estos tiempos la cosecha era extraordinaria, que en un mecate era posible sacar 5 costales de 137 kilos. Había producción, no existían pérdidas en las cosechas. Era tanto la obtención que incluso la bodega de “Compañía Nacional de Subsistencias Populares” (CONASUPO) no fue espacio suficiente para almacenar todo el maíz y utilizaron áreas del mercado para poder resguardarlo y vendían la tonelada de maíz a 940 pesos. Esto ayudó a ir posicionando a nivel social y económico a Nicolás Bravo. Estas actividades eran realizadas por los hombres, quienes también se dedicaron a ser alijadores y cazadores de venado y lagarto, procuraron que nunca faltará el alimento en la mesa para sus hijos.
De acuerdo a los testimonios, dicha prosperidad comenzó a decaer con la llegada del ciclón Carmen, la producción mermo en grandes cantidades y la cooperativa chiclera tuvo que ser vendida, las utilidades se repartieron y con ello se ayudaron para sobrellevar la situación. 
Actualmente el escenario en la milpa es sumamente difícil, porque lo que cosechan únicamente les alcanza para su consumo y ya no para la venta. Consideran que la zona está muerta, porque han sembrado hasta dos veces por temporada y no logran obtener lo esperado. Antiguamente se guiaban con las lluvias orientales, pero ahora no les es posible por la contaminación del clima, todo está seco y las lluvias no llegan, ocasionando que muchos de los campesinos pierdan sus sembradíos.
Con relación a las actividades de las mujeres en épocas anteriores se dedicaban exclusivamente a labores domésticas y al cuidado de los hijos. Actualmente, se involucran en las actividades de trabajo del campo, atender sus propios negocios de comida, venta de alimentos, ropa, etc.
Asimismo, es importante destacar que hoy en día la escuela Primaria “Miguel Medina Avilés” se ubica a un costado del mercado, en la colonia 16 de septiembre, pero en décadas anteriores esta área era exclusiva para la cacería de venado. Precisamente haciendo referencia a las escuelas, la primera que existió en Nicolás Bravo fue de nivel primaria a orilla de la carretera principal y sus instalaciones hoy por hoy son utilizadas por el Instituto para la Capacitación del Trabajo (ICAT).
A espaldas del ICAT se ubica la Casa de la Cultura, la cual no siempre existió, durante la época de la primera primaria en esa área se encontraba un teatro de madera, en donde realizaban actividades de entretenimiento para toda la familia.
También mencionaron que en otros tiempos en la comunidad únicamente una persona era quien se encargaba de matar puercos para vender, era don Lucio y siempre se le gastaba toda la carne. Otro cambio que percibieron fue el de la tortilla, explicaron que antiguamente no existían las de máquina, en todos los hogares se hacían a mano, únicamente había dos molinos para moler el maíz, el de doña Vita y el de doña Julia.
Los habitantes expresaron que el ejido Laguna Om y su comunidad Nicolás Bravo siempre ha tenido altar y bajas con relación a su prosperidad. Un gran porcentaje de ellos, desean que su localidad se convierta en municipio, porque aseguran que los recursos del gobierno les llegarían directamente y ya no con tanto trámite burocrático. Por otro lado, existen personas que no están convencidas, señalando que Nicolás Bravo requiere mucha inversión industrial para poder sostenerse por sí solo, porque un municipio debe valerse por sí mismo, ya que actualmente carecen en empleos; consideran que el ejido esta “refundido” y tienen esperanza de que el actual presidente ayude a tener cambios.
Manifestaron que no les parece justo que los tengan olvidados y hasta cierto punto “marginados”, ya que son el pueblo de entrada al caribe y porque nunca han sido egoístas con los mandatarios. En referencia a esto último, explicaron que las autoridades correspondientes en diversos años solicitaron a los ejidatarios espacios de las tierras para la creación de las escuelas, de telégrafos y de la alcaldía; ellos aceptaron porque lo que desean es crecimiento y prosperidad en Nicolás Bravo. 
Afirman que la localidad se ha degradado, que varias personas han tenido cargos y nunca han cuidado el patrimonio general. Consideran que un Comisario Ejidal debe administrar correctamente los bienes de todos los ejidatarios. Del mismo modo, puntualizaron que ellos como dueños de tierras ejidales están en todo su derecho de preguntarle y solicitarle explicaciones a la autoridad si se percatan de una mala administración y esto se debe realizar en las instalaciones de la casa ejidal, durante las asambleas para evitar malos entendidos y que todos estén informados.
Durante las entrevistas, señalaron que en la comunidad existe mucha envidia, cuando perciben que a alguien le va bien, inmediatamente comienzan los comentarios mal intencionados: ¿qué hizo y a quién robo?, aunque sea evidente su trabajo y dedicación para salir adelante. También indicaron la necesidad de tener unión, coordinación y de tomar buenas decisiones, para poder beneficiar a todo Nicolás Bravo y al ejido en general. Con relación a las asambleas, consideran que no es acertado tardar de 3 a 4 horas en resolver un solo punto, porque luego no se llega a nada y que debe existir una mejor organización.
Asimismo, mencionaron que las autoridades de la Alcaldía y de la Casa Ejidal deben trabajar en equipo y no cada quien, por su lado, su deber es salvaguardar la tierra sagrada y resolver las necesidades y al ser elegidos por el pueblo, cuentan con el apoyo de toda la gente para mejorar la localidad.
“Ya basta, este pueblo necesita mucha atención”
Habitante hombre de Nicolás Bravo, 2019

“Tanto ejidal como municipal, jalen bien y no haya discordia, que haya unidad, porque si están por su lado esto queda vacío, quién lo ve”
Habitante hombre de Nicolás Bravo, 2019

Definen a Nicolás Bravo como “una belleza de pueblo”, pero que tiene grandes necesidades e indicaron constantemente la falta de pozos de riego, lo cual afecta en diversas áreas, siendo la de mayor impacto la ganadería. La misma ausencia de agua, ha orillado a las personas a acarrearla en camionetas para evitar que sus animales mueran.
“A veces vamos a pasear a los ranchos y es una tristeza. ¿Dónde vamos a dar?”
Habitante hombre de Nicolás Bravo, 2019
Tanto ejidatarios como repobladores, expresan que sufren con las carencias, pero al mismo tiempo afirman con gran orgullo que a pesar de ellas, Nicolás Bravo ha logrado crecer con el esfuerzo de la ciudadanía.

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